La vida en Cortona

Experiencias en Cortona

La residencia histórica Ada e Sabo está ubicada en el corazón de Cortona y desde sus ventanas se puede disfrutar de todos los elementos que caracterizan la ciudad y la cotidianidad de su gente. Una observación más detallada nos permite percibir el poder político, militar, religioso, económico, cultural y de las artes del que gozaba la ciudad y que en algunos aspectos todavía tiene Cortona.
Resaltar las murallas fortificadas y sus torres, en particular la poderosa torre del Ayuntamiento. Máxima expresión del poder del Gobierno del Libre Municipio y del Señorío de los Casali.
Las numerosas y hermosas iglesias y los campanarios que abundan en la ciudad son la expresión palpable de la religiosidad y de la espiritualidad del pueblo de Cortona.
La amplia explanada de las grandes plazas centrales, que en un pasado lejano fue sede del Foro romano, siguen al día de hoy siendo el motor de la actividad comercial y económica. Un claro ejemplo es la sede del Banco local emplazado en el espléndido Palacio Cristofanello.
El imponente Palacio Casali, sede de la Academia Etrusca y del Museo Arqueológico, y el hermoso Teatro Signorelli representan el centro de la Cultura y de las Artes.

Durante la estancia en Cortona el visitante se puede deleitar en el casco antiguo empezando el recorrido por Vía Nazionale, llamada 'Rugapiana' (el nombre Ruga indica “camino” y piana hace referencia a “llana”, ya que es la única calle sin cuesta), y sus innumerables callejuelas caracterizadas por escorzos o por la presencia de edificios históricos. Destacar la Plazas de la República, Signorelli y del Duomo. Otros puntos de interés son: el maravilloso claustro de San Agustín, la Torre del Reloj, el Palacio Casali con su patio y el Museo de la Academia Etrusca (dónde podemos destacar, entre los hallazgos arqueológicos, el candelabro etrusco), el Teatro Signorelli, Palacio del Capitán, Vía Rinfrena y el Callejón Jannelli, el Museo Diocesano (una rica pinacoteca con la extraordinaria Anunciación obra de Beato Angelico), Porta Colonia, la Iglesia de Santo Domingo con el imponente Poliptíco de Lorenzo di Niccolò harán las delicias del visitante.
Subiendo hacia la parte alta de la ciudad encontramos el Poggio Medievale, la Iglesia de San Francisco, la casa de Berrettini, la Iglesia de San Cristóbal, Plaza del Pozzo Tondo, la Iglesia de San Nicolás con la asombrosa Deposición de Jesús de Luca Signorelli, Porta Montanina, Iglesia y Convento de Santa Clara, Iglesia de San Marcos y el Monasterio de la Santísima Trinidad. La experiencia continúa paseando por los jardines del Parterre, una caminata de unos 800 metros en los históricos jardines del siglo XIX con su fuente y una larga avenida bordeada de tilos muy fragantes en el mes de junio. Desde aquí se puede seguir un camino más allá de los jardines y llegar al Torreón, al Santuario de Santa Margarita y a la Fortaleza de Girifalco que ofrece al visitante una vista panorámica del valle, y descender por el Vía Crucis, recorriendo los edículos con mosaicos de Severini, y volver al centro histórico llegando a la Plaza Garibaldi, (también llamada 'Carbonaia').
A las afueras de Cortona es posible visitar la encantadora Ermita de Celle, construida entre las rocas junto a un río, lugar místico de oraciones donde San Francisco de Asís solía retirarse: actualmente la ermita está habitada por los frailes Capuchinos. Es posible admirar el hermoso Palazzone, la villa Renacimiento que perteneció al Cardenal Silvio Passerini y hoy sede de la Escuela Superior de Pisa. El territorio también es rico en sitios arqueológicos de la época etrusco-romana como el Tumolo del Sodo, la Villa Romana de Ossaia y la Tanella de Pitágoras del siglo II a.C.

Historia de la Ciudad

Cortona cuenta con una rica tradición mitográfica de gran antigüedad y notoriedad. La tradición mitográfica le atribuye a Cortona el papel de madre de Troya y abuela de Roma. De hecho, la leyenda dice que de Cortona partió Dárdano para fundar la ciudad de Troya.
En las murallas de época etrusca es posible admirar la monumental Porta Bifora, ubicada al final de la Vía Ghibellina, y Porta Montanina, situada en la parte alta de la ciudad, con vistas a la majestuosa Iglesia de Santa Maria Nuova. Una anécdota sobre la maldición de la Porta Bifora cuenta que en 1258 la facción de los Gibelinos prevalecía en Cortona y estaba en guerra contra la ciudad de Arezzo, donde dominaba la facción Guelf. Gracias a un traidor, una noche se abrió la Porta Bacarelli (actualmente Porta Bifora) permitiendo al ejército Aretino saquearla. Sólo en 1261 los Cortoneses, gracias a apoyo de los Gibelinos de Siena, pudieron reconquistar Cortona. Es por este motivo que la Puerta fue maldita y tapiada; entrados ya en los años noventa del siglo pasado finalmente fue reabierta.
Entre la infinidad de artistas que han trabajado en Cortona se puede destacar Luca Signorelli, Pietro Berrettini, Bartolomeo della Gatta, Giorgio Vasari, Alessandro Allori y Andrea Commodi.